sábado, 11 de junio de 2011

Cuerpo de perro, alma de prócer



Hace un tiempo le escribí ésto a mi perro Chebere, que se fue el 28 de abril del año pasado, ya viejito ... espero que les guste .... (la foto es de cuando era un bebé)

Chebere, siempre recordaré con alegría tus trancos de niño travieso, cruzando la calle asfaltada de la esquina, tan vertiginosa como tu vida.
A veces parecías un pequeño gran hombre que ladraba desencajadamente a fantasmas inexistentes, que te asustaban, transformándote en el perro más amado y más odiado del barrio.
Tu fidelidad de perro callejero, inigualable, saturó de amor mi corazón, enseñándome el verdadero significado de la palabra “lealtad”.
Procaz, bardero, atrevido, maleducado, visceral, rockero, lascivo, suicida, pasional. Te mostrabas tan desafiante y rebelde, que muchas veces pensé que la muerte no se animaría con vos.
Viejo y querido Chebere, alma de antihéroe, que con ladridos estrepitosos y el pecho fornido y amplio, le hacías frente a cuanto humano o automóvil se te cruzaba antipáticamente en el camino…
Todavía siento tus rebuznes de asno salvaje dando topetazos irrespetuosos contra la puerta del patio. Y bien tarde, cuando escucho algún ladrido nocturnal, sueño que puedo volver a encontrarte intentando masticar algún objeto de plástico.
Pequeño gran perro de labios colgados, estirpe de prócer, con tinte de gladiador.
Gracias por estar al lado mío, por tu endemoniada vida de hombre, cuando a veces mi vida… era la de un perro.
Yo no creo mucho en el cielo, pero vos… estás ahí.

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