martes, 9 de enero de 2018

TRES COMPAÑEROS
Los árboles delgados les marcan el camino. ¿Adónde van? ¿Qué ritmo tenue los lleva?
Alma tripartita: un poco hombre, un poco mujer, un poco perro. Los tres son uno. Y van juntos, alivianando cargas.
De un lado, lluvia de luces, todas desatinadas, como en danza tremulante e indisciplinada. Del otro, sombras estrujadas por aquellas chispas. 
El silencio los nutre, aunque hablen, los tres.
Seres arbolados, de cintura refinada, con copas tímidas, confiesan que es otoño. Dulce otoño… de frescores nocturnos y húmedos de garúa.
Los faroles triados en esferas perfectas también aducen recuerdos de caminatas reflexivas. Yo no estuve ahí. No pude.
Es el mejor paisaje. Ustedes tres, en sintonía cósmica, aluden a galaxias lejanas. No se detengan. No importa si llueve.
Hay soles estampados en cada paso que dan. El camino es eterno. Deslúmbrennos, como lo hacen esos colores fúlgidos en estado de espasmo.
Dentro de sus almas hay exceso de vida, modelada en chispas oceánicas que titilan, alocadas.
Dios sigue pintando. Me quiero despertar….
Coqui. (Pintura: Leonid Afremov)

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